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¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase de nuestro interlocutor?
Que nos echen la culpa de nuestro comportamiento para justificar el suyo es bastante común en una sociedad que suele dedicarse a hacer atribuciones externas cuando tiene que ver con algo negativo (siempre es más fácil echar la culpa a los demás).
Desde «el profesor me tiene manía» hasta el «no me provoques que no quiero gritarte», hay un amplio abanico de comportamientos que algunas personas tratan de justificar, por no mirar hacia adentro y hacerse responsables de su ACTITUD y como consecuencia, de su COMPORTAMIENTO.
Seamos maduros ya, y tomemos las riendas de nuestra vida, que bien sabemos defender esto cuando de aspectos positivos se trata, y tomemos la decisión tanto en nuestro beneficio como en el del otro (a ambos nos va a beneficiar). De modo que si somos consecuentes, no vamos a tener que estar constantemente buscando echar balones fuera (cuesta mucho más esfuerzo y genera más problemas) que si nos decidimos a ser responsables y hacer atribuciones internas.
¿Qué significa hacer atribuciones internas? Pues ser consciente que nuestro comportamiento y/o nuestra reacción emocional depende de nuestra actitud, es decir, de lo que pensamos acerca de la situación que estamos viviendo en ese momento. De la misma forma que no nos cuesta (y entendemos que es necesario) «actualizar» el software y las app de nuestros ordenadores y smartphones, adaptemos nuestra actitud, nuestros actos. Nos conviene tener en cuenta que, aunque condicionados por el exterior, van a estar determinados (dirigidos, guiados) por nuestra forma de «leer» esa situación y como consecuencia vamos a controlar y reaccionar de forma más adaptativa.
Pilar Solana. Psicóloga Clínica CV-04.650