Atrás quedan ya los días de hospital, las visitas interminables para que les hablaran de esperanza, de curación.
Atrás quedan las largas sesiones de terapia en las que aprendíamos a afrontar la dura realidad, esa en la que no escuchábamos lo que queríamos, sesiones en las que se hablaba de muerte. De aceptación.
Hoy ha llegado el día que todos temíamos, sobre todo los familiares y amigos que sabían que esto llegaría pero miraban de reojo el pasar del tiempo, siempre con la esperanza de que quedara un día más.
Hacía poco más de un mes que ella se había enfadado en consulta, diciendo que no quería aceptar su muerte, que no quería prepararse para morir. Entonces decidimos aprender a vivir con cáncer. En una etapa terminal en la que apenas ya podía salir de casa.
Largas conversaciones en las que al final siempre conseguíamos sonreír, tras gastar muchos pañuelos.
Días después de aquella conversación con enfado, volvimos a hablar del final de esta enfermedad. Ella lo había entendido. Llegaba el fin. Fue ella la primera en sacar el tema, “no quiero morirme aquí, en el hospital”. Se iba a hacer lo imposible para que no fuera así. Primero la estabilizarían y después a casa. Con su familia.
Todo iba muy deprisa, “esto va más deprisa de lo que yo creía” había dicho ese mismo día.
Mientras tanto la familia no paraba de estar junto a ella. Todos estaban por allí. Siempre. Mayores y niños. Todos hablando abiertamente. De la vida y de la muerte. Todos preparándose. Todos despidiéndose.
La semana pasada volvimos a hablar: “quieres que te diga la verdad?”, me preguntó….“por supuesto, tú y yo siempre nos contamos la verdad”, le había contestado…” quiero morirme ya” me había dicho, “pero no quiero decírselo a los demás, para que no sufran”… Siempre temió a la muerte, tenía muchas cosas que hacer todavía….había estado planificando un viaje para estos días…pero ella sabía que el viaje sería a otro lugar.
Me despedí de ella dándole las gracias….”por qué?” me preguntó ella….”por no echarme” le dije sonriendo. Y sonrió. Creo que las dos sabíamos que muy probablemente sería nuestra última sesión.
Estos días ya no había querido ver a nadie que no fuera de su familia, echaba a la gente para que no la vieran. Ella sabía lo deteriorada que estaba.
Y cinco días después de ese día, llegó el momento. Ella se fue apagando…despacito…como ella era…casi sin que se notara….para que nadie sufriera. Todos se habían despedido de ella. Hoy recibió besos de todos y por todos los que estaban y los que no. Su familia le dio permiso y ella se dejó envolver entre sus besos de despedida. Y se fue.
Sólo me queda daros las gracias. A ti en primer lugar y a toda tu familia, por permitirme compartir con vosotros estos momentos tan dolorosos e íntimos. Hoy me he podido despedir de ti junto a todos ellos.
Gracias P. N. C., por todo lo que me has enseñado.
D. E. P.
Pilar Solana
Psicóloga Clínica CV-04-650
Hace un año, cuando murio y escribiste aquella palabras, me invitaste a hacer lo mismo, pero no me salieron …
Hoy un año mas tarde, aparecieron… Fue una de esas experiencias de la vida, en la q te demuestra q hagas lo q hagas las cosas pasan a su antojo… Vivimos esa agonia conciente y cruel, tan triste y desgarradora para ella como para los q la veiamos irse sin mas consuelo q » es la vida» y el tan esperado » ya no sufre dolor fisico»…
Cuanta rabia…
Y rabia hoy porque no queria revivir todo aquello… Intente recordarla todo este año en TODOS los momentos lindos q pasamos… Pero aca estoy llorando desconsoladamente reviviendo esa RABIA.
Espero q donde estes hayas encontrado paz😘
Me gustaMe gusta