Agorafobia con ataques de pánico.

Fobia a los espacios abiertos.
Fobia a los espacios abiertos.

Un buen día te das cuenta que estando fuera de casa empiezas a sentirte mal, te angustias, no haces más que darle vueltas a lo mal que te encuentras, físicamente empiezas a notar que te va a dar algo («me voy a desmayar»), que no tienes el control («esto es horrible»), como si te fueras a poner tan enfermo que… y huyes de ese lugar, te da igual con quién estuvieras y dónde te encontraras, sólo piensas en salir de ese lugar y llegar a tu casa.

Y en el momento en que entras en tu casa, todo desaparece, la sensación se diluye y notas calma…tranquilidad. «Menos mal que me he venido, si no…».

Pero, al día siguiente, cuando te dispones a salir de nuevo…»Ups…!!», parece que vuelve a ocurrir, «otra vez el malestar», «a ver si me va a dar algo…», «y si me quedo en casa…no vaya a ser…». Y te quedas en casa. No le quieres dar importancia, seguro que con el paso de los días se regularán tus sensaciones y el malestar desaparecerá (te dices a ti mismo), pero no es así, y una vez iniciado el proceso de conductas de seguridad (quedarte en casa, o salir acompañado, o salir por sitios seguros para ti, sin alejarte demasiado…) ya no hay vuelta atrás. El proceso Agorafóbico ha empezado, los ataques de ansiedad te han pillado y ahora sólo queda APRENDER  a afrontarlo.

Sí, digo AFRONTARLO, porque esto, tiene solución.

«Se van a dar cuenta de que tengo ansiedad…»

Meredith_Farmer / Free Photos

En las situaciones sociales que nos angustian, muchas veces pensamos cosas como «pensarán que soy raro…», «que no soy interesante…», «se darán cuenta de que tengo ansiedad…»

Y mi pregunta ante estas inquietudes, que por supuesto son incómodas (a todos nos ha pasado alguna vez), molestas, desagradables…. es «¿Y….QUÉ?» (si e dan cuenta o lo piensan). Es más, dependiendo del grado de malestar que sintamos ante esa situación, con más o menos probabilidad, nuestros interlocutores POR SUPUESTO que se darán cuenta, al menos, de que estamos incómodos… «¿Y…?»

¿Es que vosotros nunca habéis pensado «Uy…parece que está nervioso/a»? ¿Y qué ha pasado después de eso? ¿Habéis dejado de hablar con esa persona? ¿Se lo habéis contado a todo el mundo con el que habéis hablado a partir de esa situación? ¿Ya no habéis dejado de hablar del tema…? No…No…No…No…

Por que si a fin de cuentas, alguien se da cuenta que estás nervioso, lo peor que puede pasar es que piense «Vaya…está nervioso/a».

En busca del romanticismo.

Embracing Peace, Seward Johnson. Agosto 2015,NY.
Embracing Peace, Seward Johnson. Agosto 2015,NY.

En la mayoría de las relaciones de pareja ocurre lo siguiente: ella es más romántica que él (salvo excepciones) y a medida que la relación se intensifica y se estabiliza, la balanza se va decantando más por uno de los lados.

A las chicas, desde pequeñas, se nos educó en una idea romántica, en la que un príncipe azul vendría a rescatarnos y cuidaría de nosotras para siempre… Pero los tiempos cambian y no vivimos en un cuento, así que chicas, mejor aprender a pedir.

¿Por qué digo pedir? sencillo: en consulta me encuentro con parejas que no tienen comunicación, en las cuales, ella dice que le encantaría que él le preparara una cenita romántica, o le llevara una flor de vez en cuando , o…. y yo le digo «pideselo» y entonces ella dice «si se lo pido ya no es romántico» a lo que yo suelo responder «si se lo pides, es más fácil que lo consigas, sino, lo que no es romántico es quedarte con las ganas». Además expresan ideas como «si me quisiera sabría lo que quiero…»; no confundamos el amor con la videncia… Chicas y chicos: el amor es ciego (no vidente) así que, a pedir….de buenas maneras, pero a pedir, comunicar, orientar, contar, conversar, educar.

De modo que, nueva tarea: a ver cuántas veces, a lo largo de esta semana, te sientas con tu pareja para expresarle deseos, gustos, preferencias, sueños, ilusiones…proyectos…y por supuesto, que sea recíproco, a escuchar a tu pareja también.

«Lo que la gente piensa de mi…»

vonSchnauzer / Free Photos

¿Cuántas veces has hecho/dicho algo diferente a lo que te gustaría por miedo a lo que los demás opinen de ti…? ¿Cuántas veces has dejado de dar tu opinión por vergüenza de que los demás pensaran que no tienes ni idea? ¿Cuántas veces te has acabado sintiendo mal por no hacer lo que querías pero tenías miedo a que los otros se enfadaran contigo? Y al final de todo esto…¿los demás te lo han agradecido? Yo te daré la respuesta: NO. Y lo que aún es peor: ¿han dejado de opinar de ti? ¿nunca han pensado que no tenías ni idea? ¿no se han enfadado contigo por otros motivos? y….¿tan grave ha sido? seguro que TAN grave…no.

¿Y sabes por qué? pues verás….a ver si reconoces la siguiente secuencia:

Un amigo te pide tu opinión, a ti te preocupa no dar la respuesta «correcta» (por tu propia inseguridad) y le dices lo que crees que quiere escuchar (como si tuvieras un radar en tu cabeza que te dice exactamente lo que el otro piensa en ese momento) y acabas dando una opinión que no es la tuya (y quizás tampoco lo que el otro espera, por que por supuesto no saber leer la mente de nadie). Al final de todo esto, no te sientes satisfecho porque no te has expresasdo sinceramente y el otro ni te agradece tu opinión (quizás por que ni es lo que esperaba, ni sabe el esfuerzo que te ha costado).

El problema está en que muchas personas han recibido una educación en la que se han filtrado ideas de «necesitar gustar a la persona que tienes delante» y al final se ha generalizado a «necesitar gustar a todo el mundo» o lo que es casi lo mismo «que nadie hable/piense mal de mi». Para conseguir eso (que no es probable) nos esforzaremos «lo que no está escrito» en hacer todo lo que creemos que los demás esperan de nosotros, olvidándonos, en efecto, del deseo más importante, que es «lo que nosotros esperamos y queremos de nosotros mismos».

Y lo que digan los demás….??? si van a hablar de todas formas….no se puede gustar a todos…o es que a ti te gusta TODO lo que hacen los demás????

Tema para pensar….

Cómo acercarnos a personas que están en duelo.

A6U571N / Free Photos

Tradicionalmente se nos ha educado en ciertas costumbres, rituales a la hora de enfrentarnos a un funeral, y a veces no somos conscientes de si en realidad estamos ayudando o no a los dolientes.

Todos tenemos pérdidas personales y tal vez te hayas encontrado con el dilema de qué  hacer o decir, tanto el día del funeral como días, semanas después, cuando el resto del mundo continúa con su vida y los dolientes continúan con su dolor…

Aquí me gustaría contarte algunas de las cosas que convienen y que no a la hora de acercarte a personas en proceso de duelo, algunas de las más importantes son estas:

– No te plantees qué decir, lo importante es estar a su lado, aunque sea en silencio. Aprende a sentirte cómodo con el silencio del doliente.

– No inhibas la expresión de sentimientos del doliente. Aquellos comentarios del tipo «no llores más», «déjalo ir en paz», «piensa en tu familia, tienes que ser fuerte»…son inadecuados.

– Permite a la persona que exprese sus sentimientos, y ten cerca tu hombro el tiempo que haga falta, el tiempo lo marca él, su dolor. Escucha de forma comprensiva.

– Intenta tomar la iniciativa a la hora de ofrecer tu ayuda, las personas en duelo ni siquiera tienen fuerza para pedirte nada, incluso muchas veces «no quieren molestar» de modo que no lo harán.  Aquello de «cuando me necesites me llamas», «si necesitas algo…ya sabes» aquí no van a servir.

– No le digas a la persona en duelo lo que tiene que hacer, en lugar de eso, estate atento a sus necesidades y ayudale en lo que veas preciso.

– Dejar a un lado frases del tipo «el tiempo lo cura todo» por que, no sólo no es cierto, sino que además, se van a sentir mal a medida que vaya pasando el tiempo y continúen con su dolor.

A veces, lo sencillo y natural es lo más cómodo para todos, y si, se te saltan las lágrimas al lado del doliente y provoca el llanto de éste, no sufras, le estás ayudando a expresar su duelo.