Como es habitual, al hablar del perdón, nos encontramos con ideas irracionales (siempre hablo desde mi experiencia clínica) que nos impiden que veamos las situaciones de forma objetiva y lo más probable es que acabemos equivocándonos.
Cuando pensamos en perdonar a esa persona (amigo, familiar, y sobre todo, pareja) que ha hecho «algo» que nos ha perjudicado, entre otras cosas, creemos que:
– El perdón va en beneficio del otro: «encima sale ganando».
– Si lo perdono quedará como que no ha pasado nada.: «creerá que no me ha dolido y lo repetirá».
– Es como si diera igual, como si le permitiera hacer lo que quiera: «se va a burlar de mi».
– «Perdono pero no olvido»
– «Con perdonar ya está todo arreglado», «a partir de ahí, ya como si nada…», «a seguir como siempre».
En fin, como si todos los beneficios de mi perdón fueran a parar a las arcas de mi «enemigo» y yo, después de hacer el esfuerzo, quedara como un tonto.
PUES NO.
TODO ESTO NO ES CIERTO.
TODAS ESTAS IDEAS SON IRRACIONALES y conviene que las cambies por que:
– El perdón va en beneficio del que perdona.
– Habrá un antes y un después. «Asúmelo».
– «Te doy otra oportunidad, aprovéchala».
– Una cosa es olvidar y otra, muy distinta por cierto, es perdonar.
– Después de perdonar, decide cuál es el tipo de relación que prefieres mantener con esa persona, si es que aún quieres mantener la relación (del tipo que sea).
¿QUIERES SABER LOS ARGUMENTOS…?
Primero piénsalos tú….y después, te cuento.