Normalmente, la ansiedad nos genera tanta frustración en nuestra vida cotidiana que acabamos generalizando las emociones, y así, pasamos de tener ansiedad y, por supuesto, sentirnos mal, a sentirnos mal casi por cualquier emoción que nos incomoda.
De este modo nos encontramos que empezamos sintiendonos mal por los síntomas de la ansiedad y pasado un tiempo nos sentimos igual de mal al estar cansados, tristes, enfadados, acalorados, agobiados….. ¿Te sientes identificad@ con esto que cuento?
Te propongo un experimento:
– Me gustaría que cogieras unos cuantos vasitos de plástico (de los de café) y a cada uno de ellos les escribieras un nombre, dependiendo de cuáles son las incomodidades que más malestar te ocasionan, por ejemplo: cansancio, calor, irritación, molestias premenstruales(solo para chicas!!), nerviosismo, enfado, ansiedad.
– Una vez anotado el “nombre” en cada uno de los vasitos, los colocas en fila, uno al lado de los otros en un lugar visible para ti, de fácil acceso, y cada vez que te sientas mal, te pares un momento, analices la emoción e introduzcas una bolita de papel en el que corresponda…
– A ver cuántos hay de los que no se llaman ANSIEDAD.
Objetivo: si sabemos distinguir las diferentes emociones, no tendremos la sensación de tener SIEMPRE ansiedad y por lo tanto, reestructuraremos nuestros pensamientos y,
consecuentemente nuestras reacciones emocionales haciéndolas más adaptativas (sufriremos menos!!!).
A VER QUIÉN SE APUNTA……!!!
Qué fácil parecen las cosas cuando se dicen de esa manera… 🙂
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Pues ya sabes…haz que sea fácil. Lo intentas??
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