Saltar al contenido

ALMA. El Blog de Pilar Solana.

Ayuda Psicológica Online

  • Inicio
  • Sobre mí
  • «ATTITUDE»: La academia de psicología femenina online de Alma Psicología.
  • Tratamientos
    • Ansiedad
      • El burnout: la historia de alguien que podría ser tú
      • Ataques de ira.
      • Rompiendo con el convencionalismo.
      • Agorafobia con ataques de pánico.
      • “Se van a dar cuenta de que tengo ansiedad…”
      • Un experimento para los que tengáis ansiedad.
    • Pareja
      • Infidelidad (IV): El Perdón.
      • La infidelidad (III): consecuencias emocionales
      • La infidelidad (II)
      • La infidelidad (I)
      • Breves pautas para mejorar la comunicación en la pareja.
      • “Normas” en las relaciones de pareja.
      • Discusiones en la pareja.
      • Las relaciones a distancia.
      • Cuándo acudir a terapia de pareja.
      • El cambio empieza en ti.
      • Cuantas más teles en casa…menos sexo.
      • Amar o depender.
      • Cuando una relación de pareja termina.
      • Reflexión para las parejas con problemas.
      • En busca del romanticismo.
      • “Él ya lo ha superado…haz tu vida”
    • Padres e hijos
      • Los deberes del cole
      • Nos separamos.
      • Cutting en la adolescencia: dolor para el dolor.
      • Las rabietas: empezando a poner límites a nuestros hijos.
      • Conducta en niños
      • La llegada de un hermanito y los celos del hermano mayor.
    • Depresión
      • “Siempre se puede un poco más…”
      • “Cuando la vida te da la espalda”
      • “Yo soy así…”
      • En busca de la felicidad.
      • Algo que necesitaba contar.
    • Duelo
      • Otro tipo de duelo.
      • Cuando el doliente es un niño.
      • Cómo acercarnos a personas que están en duelo.
      • “Es Navidad y tú ya no estás.”
    • Autoestima
      • “No tengo que llorar”
      • Cuestión de actitud.
      • Pequeños pasos…grandes logros!
      • Me muero de envidia!!
      • “Quiero ser normal…”
      • El fracaso.
      • “Soy tímido, no antipático.”
      • Prohibido sentirse mal…?
      • “Lo que la gente piensa de mi…”
    • Habilidades sociales y Asertividad
      • ¿Postureo… o Necesidad de Aprobación?
      • Evolución: la Era Digital.
      • “Me pones de los nervios…!”
      • El valor del “perdón”.
    • Psicooncología
      • Cuando la vida termina.
    • Terapia sexual
      • Disfunción eréctil.
    • Psicogerontología.
      • Mi madre tiene Alzheimer.
    • Adicciones no tóxicas
      • Unos días sin mi móvil.
  • Contacta
  • ALMA: mi consulta
    • ¿Cómo me puede ayudar un psicólogo?
    • Conoce nuestro Canal de Youtube
    • Reglamento General de Protección de Datos
  • Terapia online

Categoría: psicoterapia

Publicado el marzo 25, 2014marzo 2, 2025

¿Cómo me puede ayudar un psicólogo?

A la hora de escribir este post, me parecía interesante comentar/aclarar un poquito un par de aspectos, dado que en el día a día de consulta parece no estar claro. Así que me gustaría escribir algo acerca de mi trabajo.

Ya sabéis que la información nos hace más poderosos!!

¿Cuándo acudir a la consulta del psicólogo?

Cuando…
o … en algún momento puntual de nuestra vida nos sentimos “perdidos”.
o … teniéndolo “todo” no disfrutamos de la vida.
o … tenemos cambios bruscos de humor y no sabemos controlarlo.
o … nos enfrentamos a un gran cambio en nuestra vida y no sabemos cómo afrontarlo.
o … hemos de tomar una decisión importante y no nos atrevemos.
o … llevamos ya un tiempo que no conectamos con los demás.
o … no tenemos la vida que esperábamos.
o … tenemos algún tipo de problema ante el cual nos hemos bloqueado.

Estos y otros son los motivos que nos llevan a consultar con un psicólogo. De la misma forma que consultamos con cualquier otro tipo de especialista cuando sabemos que no tenemos todas las claves de cómo actuar ante un problema.

¿Qué hace un psicólogo? ¿Cómo nos puede ayudar?

Un psicólogo es un especialista en comportamiento humano. Un profesional de la salud que se encarga de ayudarnos a adquirir habilidades específicas que nos ayudarán a adaptarnos a las dificultades que nos vayan surgiendo en la ardua tarea de vivir.

Y una vez lleguemos a consulta…¿qué nos espera?


Cuando pensamos en ir al psicólogo a veces no tenemos claro cómo se va a desarrollar el proceso, así que a modo aclaratorio, estas son las etapas del tratamiento psicológico:


– Evaluación: es la primera fase del tratamiento, donde se va a hacer una primera aproximación al problema, donde el psicólogo evaluará, sobre todo a través de una entrevista clínica, cuál es el problema y qué déficit de habilidades está manteniendo el problema del paciente. Se complementa con tests si es necesario.


– Explicación de hipótesis: en esta sesión el psicólogo explica cuáles son tanto el origen (si se conoce) como las variables mantenedoras del problema a tratar. Además de los objetivos terapéuticos y las técnicas a emplear. Sirve para que ambos tengan claro el plan de actuación a partir de ese momento y durante el tratamiento.

– Terapia propiamente dicha: en esta tercera fase, la más larga, el psicólogo entrena al paciente en una serie de técnicas para desarrollar las habilidades necesarias que ayudarán al paciente a afrontar el problema que le trae a consulta.
En esta fase es cuando el paciente va a ir viendo progresivamente los cambios más importantes de todo el proceso.


– Seguimiento: en esta última fase, se distancian las sesiones de terapia de modo que tanto psicólogo como paciente van a asegurarse que las habilidades desarrolladas durante el tratamiento le resultan lo suficientemente eficaces como para afrontar el problema y resolverlo.


Es cuando vemos que el paciente continua conservando la estabilidad emocional y se refuerza el mantenimiento de los logros.

 

Pilar Solana Muñoz CV-04650

Psicóloga Especialista en Psicología Clínica

almapsicologia.com

Comparte con tus amigos

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
  • Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva) Tumblr
  • Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva) Imprimir
  • Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
  • Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva) Telegram
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
Me gusta Cargando...
Publicado el diciembre 3, 2012

El fracaso.

macwagen / Foter / CC BY-NC-ND

Fracaso. Esa temida palabra que asusta a muchísimas personas, por no decir a la mayoría. Sobre todo por utilizarla mal…

El verbo fracasar, por definición, significa «salir mal una cosa, frustrarse, no obtener una persona el resultado que pretendía en una actividad.» ¿Y a quién no le ha salido alguna vez en su vida algo mal, se ha frustrado en su intento por conseguir un objetivo, o no ha conseguido el resultado que pretendía al iniciar una actividad?

Si mis cálculos no son erroneos, eso nos ha pasado a todos. O al menos a todos los que hemos iniciado algo en nuestra vida. Bien, entonces por definición, todos hemos fracasado alguna, o muchas veces en nuestra vida. Hasta aquí nos entendemos. Pero llega un momento en el que abrimos polémica. Por que al final el fracaso lo asociamos al rechazo social y es ahí donde más nos duele…lo que otros van a pensar de mí.

Parece entonces que todos no sólo fracasamos si no que tenemos derecho a ello. Pero cuándo se considera que he fracasado? Qué factores pueden influir en que consigamos o no el éxito?

– El número de intentos: lo he intentado el suficiente número de veces? cuál es ese número «mágico»?
– Las habilidades personales: tengo las habilidades adecuadas para aumentar la probabilidad de conseguir mi objetivo?
– Pedir ayuda: he conseguido rodearme del equipo técnico/humano necesario para que bajo su asesoramiento y/o entrenamiento y/o ayuda pueda alcanzar mi meta?
– Si no lo consigo a la primera…puedo intentarlo de nuevo?
– Ser realista: el objetivo que me he propuesto…tengo opciones de conseguirlo?

A todas estas variables, seguro que habría muchas más que añadir. Y todo esto no tiene la intención de hacerte pensar que si no reunes determinados factores no estás fracasando, evidentemente el fracaso es una realidad cotidiana. A la que conviene adaptarse y con la que viene bien convivir, pero para que nos ayude a crecer, a evolucionar, a madurar y siempre que esté en nuestras manos y nos interese…a seguir intentándolo. Pero cuidado cuando lo personalizamos tanto que nos consideramos unos fracasados y nos venimos abajo.

Por que al final…si no lo has intentado por miedo a fracasar… estás entrenándote en el peor de los fracasos.

Para Yu.

Comparte con tus amigos

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
  • Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva) Tumblr
  • Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva) Imprimir
  • Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
  • Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva) Telegram
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
Me gusta Cargando...
Publicado el abril 29, 2012enero 21, 2024

Prohibido sentirse mal…?

  • _0bbd3768-25ce-408d-8b74-07891e68fefa

Voy a plantear una situación, que podría ser más o menos ésta:

Pensemos en una persona que tiene una vida normal, como la mayoría de nosotros, con situaciones agradables, desagradables y algunas incluso neutrales. Cada vez que esta persona se despierta por la mañana y nota que está “bien” (normal) lleva su día adelante, con actitud adaptativa, resolviendo. Nada más. Pero ¡ojo!, el día que esta persona se levanta “mal”, pasa  el resto del día centrando su atención en tooodos los aspectos negativos, con actitud más derrotista, incluso con miedo a que el día siguiente pueda ser similar a este (o peor!!!)…

Bien, una vez centrados, mi pregunta es…

…¿porqué cuando una persona se levanta con actitud positiva no está todo el día focalizando, agrandando e incluso desproporcionando (en el sentido positivo de la palabra, pero desadaptativo en todo caso) las cosas que le pasan? No va todo el día por ahí sorprendiéndose de estar bien, de disfrutar del día, de las relaciones con la gente, de que las cosas le funcionen, y con “miedo” a que al día siguiente…¡pudiera despertarse igual de optimista o más!!!

…sin embargo, el que se levanta con actitud negativa, focaliza, se viene abajo, cree que no puede con eso, que no tiene fin, que está tan mal como aquella vez que empezó en una mala racha “y así le fue”.

Hay varios factores que intervienen en este proceso, pero me gustaría centrarme en uno de ellos: hemos aprendido a desarrollarnos bajo unos valores en contra de los sentimientos negativos:

Desde pequeños, los padres y educadores en general han estado centrado toda su energía en que sus hijos no sufrieran,  incluso ellos mismos, cuando los hemos visto tener un mal día, lo tachan de algo “malo” y vamos aprendiendo que las emociones negativas son eso “malas”, de modo que con el tiempo, la experiencia, lo que vamos viendo en nuestro entorno, en el que la gente huye de todos aquellos sentimientos relacionados con el malestar…aprendemos que “está prohibido sentirse mal”.

Lo que vamos logrando de esta manera es no aprender a desarrollar estrategias de afrontamiento:

–          Perdemos seguridad en nosotros mismos por que no sabemos de cuánto somos capaces ante situaciones negativas

–          Nos desentrenamos en la tolerancia a la frustración y vamos aprendiendo cada vez más a evitar sentirnos mal, además de bajar nuestro umbral de tolerancia ante las emociones negativas (las cosas, cada vez, nos afectan más)

–          Incluso en nuestro entorno, cuando vemos a alguien sentirse mal, en lugar de escucharlo y darle tiempo a que afronte, muchas veces lo animamos a que se sienta mejor y deje de tener emociones negativas…

Como leí en un libro, “lo bueno está reñido con lo mejor”, pero es que cuando no existe lo mejor…lo bueno es aprender a afrontar…aunque duela.

Para E.

Comparte con tus amigos

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
  • Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva) Tumblr
  • Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva) Imprimir
  • Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
  • Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva) Telegram
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
Me gusta Cargando...
Publicado el marzo 27, 2012

Mi madre tiene Alzheimer.

Hay momentos que cambian la vida. Uno de los más duros en mi caso fue cuando a mi madre le detectaron Alzheimer.

Lo primero que pensé fue que iba a perder la memoria hasta el punto que no iba a saber quién soy. Ese era mi principal miedo. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que eso ocurriera?¿cómo la persona que siempre me había cuidado y había estado ahí en los momentos buenos y malos se iba a olvidar de quién soy?, y lo más importante, ¿cómo en estos momentos yo no la iba a cuidar todo lo mejor que pudiera?.

Desde que nos dieron esta fatídica noticia hemos tomado decisiones importantes. Mis dos hermanos y yo decidimos que ella no podía vivir sola en su casa, por aquel entonces sólo tenia “pequeños despistes” pero….. ¿y si no se acordaba de tomar la medicación?¿y si se dejaba el fuego encendido?¿y si salía a la calle y se perdía?. Les propuse que, ya que yo tenía espacio en casa y siendo la hija mayor se viniera a vivir con mi marido y mis dos hijos. A ella no le gustó la decisión, decía que ella quería estar en su casa, que allí lo tenía todo, que podía salir a hacer la compra y arreglar su casa, pero al final lo conseguimos y se vino a vivir con nosotros.

Un día me dijeron que había una asociación de enfermos de Alzheimer donde podía llevar a mi madre para que hiciera ejercicios de memoria, pero ella no estaba tan mal para ir a un sitio de esos. Pensé que en el momento que la enfermedad avanzara la llevaría, pero eso aún tardaría en llegar.

Cuando se instaló en casa  hubieron muchos cambios: se enfadaba muchas veces porque no le dejaba hacer todo lo que quería, pero ella con la enfermedad no debía salir sola a la calle, ni hacer la comida, ni mucho menos cuidar de sus nietos.

Con el paso del tiempo la enfermedad empeoró, y  mi madre empezó a necesitar ayuda a todas horas. Mi vida cambió aún más, pero yo me iba organizando como podía para poder atenderla correctamente. Como veía que  me necesitaba mucho más y cada vez era más frecuente pasar la noche en vela, decidí dejar mi trabajo porque físicamente no podía rendir más. Mis hijos con 13 y 15 años ya iban solos al instituto, hacían sus tareas y las notas las iban sacando bien. Mi marido trabajaba muchas horas y cuando llegaba a casa estaba muy cansado, pero tenía tiempo para ayudarme con mi madre. Mis hermanos pasaban a ver a su madre alguna vez, pero lo normal era que pasaran semanas hasta que venían, ya se sabe: estaban muy atareados.

Hoy sigo cuidando de ella, pero está muy alterada. A cada cosa que le dices  se enfada. Intento hacer que recuerde preguntándole cosas como qué cenó la noche anterior o le enseño fotos y le pregunto si se acuerda de quienes son, y creo que no le gusta hacerlo porque se enfada, pero lo tiene que hacer porque así trabaja la memoria.

Mis hijos no están mucho tiempo en casa y cuando quiero saber de ellos no me dicen nada, ni donde van, ni con quién van, es como si no quisieran compartir su vida conmigo. Las cosas con mi marido no marchan del todo bien, me dice que siempre estoy cansada, enfadada y que nunca salimos de casa, pero eso no es cierto, algún domingo nos vamos a llevar a mi madre a dar un paseo. Es cierto que hace tiempo que no salimos de viaje, ni quedamos con los amigos, incluso hemos dejado de ir a las reuniones familiares porque no sabemos cómo puede reaccionar…. Aún así, yo no lo cambio por nada: es mi madre,  la que me cuidó cuando yo lo necesitaba, la que se sacrificó en tantas ocasiones por mi. Si ahora soy yo la que debo sacrificar ciertas cosas por ella, lo haré, porque yo quiero hacerlo y no necesito la ayuda de mis hermanos, parece  que ellos ya tienen suficiente con su familia y son tan egoístas que no se acuerdan que tienen madre.

En ocasiones siento que nadie me entiende, que estoy sola, que mi madre solo me tiene a mi y yo a ella. No podré aguantar mucho más esta situación, nunca lo he dicho pero hay veces, que pienso que si se muriera o la ingresáramos en una residencia todos descansaríamos. Después de pensarlo, me siento tan mal que me pongo a llorar, y creo que soy una mala hija. Sé que podría hacerlo mucho mejor, pero no puedo, no sé cómo hacerlo, siento cansancio y rabia al mismo tiempo… siento como si estuviera en un callejón sin salida, atrapada en esta situación que me ahoga poco a poco. Intento luchar, ser fuerte por ella y por los que están a mi alrededor, pero las fuerzas se acaban y siento que he fracasado.

No me gusta esta situación, y es ahora cuando me doy cuenta “NECESITO UN CAMBIO EN MI VIDA”.

Comparte con tus amigos

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
  • Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva) Tumblr
  • Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva) Imprimir
  • Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
  • Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva) Telegram
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
Me gusta Cargando...
Publicado el enero 13, 2012

Algo que necesitaba contar.

No sé decir cuándo ni por qué comenzó todo, un día en el trabajo alguien hizo un comentario tonto (una de esas bromas que no se tienen en cuenta porque sabes que sólo es eso, una broma) pero me dieron ganas de llorar, algo pasó por mi mente, aguanté el tipo y sonreí. De camino a casa empecé a llorar, no sabía qué me pasaba, no sabía qué pasaba por mi cabeza para llorar de esa forma, solo sabía que no podía parar, y eso me hacía llorar mucho más. Al llegar a casa, antes de abrir la puerta me sequé las lágrimas, ensayé un par de sonrisas y saludos de bienvenida y entré, nadie notó nada.

Los días pasaban y cada vez que estaba sola lloraba, sin saber por qué, parecía tonta, me sentía tonta, débil y aislada….. Y eso aumentaba mi llanto. El mundo iba muy deprisa y yo estaba parada sin poder moverme, todos avanzaban y yo estaba estancada.

Una mañana me desperté, no había nadie en la casa, quise levantarme pero no pude, sentía que el día era muy largo y yo no tenia fuerzas para aguantarlo, me tapé con la sábana, cerré los ojos, quería que el mundo se parara, llamé al trabajo y dije que no me encontraba bien y que no podía ir a trabajar. Pasé toda la mañana en cama, llegó mi pareja y le dije que no me encontraba bien, que estaba resfriada. Pasé así el día, con mentiras, y me decía a mi misma que me tenía que mover que no podía estancarme, los amigos me llamaban para salir pero no tenía ganas, estaba muy cansada, sólo quería dormir, estar sola, cerrar los ojos y no sentir, solo soñar en cualquier cosa que no me hiciera llorar.

En esos días la gente que estaba a mi alrededor notó que algo pasaba, venían a verme y me decían lo que tenía que hacer: salir, divertirme, no preocuparme por nada…. y cosas por el estilo. No me gustaba, no tenía fuerzas, sentía que no quería ver a nadie y me molestaban, me sentía mal por pensar aquello, ellos me querían e intentaban ayudarme, estaban preocupados y yo me enfadaba con ellos. Me sentía aún peor.

Un día mi pareja me llevó a un especialista, «yo no estoy loca»,» él que sabrá de mi»,» nadie me puede ayudar», «esto lo puedo solucionar yo», «yo sé quien soy y lo que pienso».

Llegué allí, me senté, y me preguntó que me pasaba, no sabía qué decirle, empecé a llorar, quería decir cómo me sentía, me sudaban las manos, no podía respirar, muchas cosas pasaban por mi mente pero no sabía cómo expresarme, realmente no sabía por qué estaba llorando, qué me pasaba. Algo sucedió durante aquella hora, salí temblando de frio, pero noté que no estaba sola, alguien sabía lo que me pasaba y no me juzgaba.

Durante toda mi vida he creído que uno mismo sabe cómo es y qué piensa, ahora sé que lo que nos decimos a nosotros mismos no siempre lo oímos y en demasiadas ocasiones nos equivocamos.

Comparte con tus amigos

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
  • Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva) Tumblr
  • Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva) Imprimir
  • Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
  • Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva) Telegram
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
Me gusta Cargando...

RSS Psicología Clínica

  • El burnout: la historia de alguien que podría ser tú

Localización en la página

Escribe tu dirección de correo electrónico para suscribirte a este blog, y recibir notificaciones de nuevos mensajes por correo.

Únete a otros 2.844 suscriptores
Blog de WordPress.com.
  • Suscribirse Suscrito
    • ALMA. El Blog de Pilar Solana.
    • Únete a otros 159 suscriptores
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Inicia sesión.
    • ALMA. El Blog de Pilar Solana.
    • Suscribirse Suscrito
    • Regístrate
    • Iniciar sesión
    • Denunciar este contenido
    • Ver el sitio en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...
 

Debe estar conectado para enviar un comentario.

    %d