
El burnout: la historia de alguien que podría ser tú


ALMA. El Blog de Pilar Solana.
Ayuda Psicológica Online


Muchas personas viven constantemente comparándose con otras, creyendo que son raras, que no son normales.
Y todo esto….¿por qué?
Porque no todas las personas somos iguales: unos somos más altos, otros no tanto. Unos somos más morenos…otros no.
Pero eso es algo evidente, y además son factores sobre los cuales habitualmente poco podemos hacer. La dificultad mayor, al menos de las personas que yo veo en consulta van más por la vertiente emocional (claro esta!!).
Cuando una persona se cree diferente (cosa que, afortunadamente, todos lo somos), acaba sintiéndose diferente y actuando como tal. Vive pegada a la opinión que otros tienen, no sólo de ella, sino de personas que no cumplen los «requisitos» establecidos por alguien para «ser normales». Pero por favor…alguien me puede decir qué es ser normal?
Ser…sentirse…creerse…actuar… Pero todo esto no son términos diferentes?
Ser normal es sonreir cuando todos sonrien? Llorar cuando todos lloran? Sufrir cuando todos sufren? Queremos ser clones?
Ser normal es actuar de manera fiel a tus propios valores, aquellos en las que has sido educado, aquellos que te ayudan a adaptarte en la mayoría de las situaciones, tener un punto de vista crítico contigo mismo y con el resto (faltaría más ;)).
Ser normal es respetarte por encima de todo, sin faltar al respeto a los demás.
Ser normal es vivir tu propia vida, aunque los demás te critiquen (por que no vas a gustar a todos….ni todos te gustarán a ti).
Ser normal es saberte mortal, que tienes el tiempo contado, al menos en esta vida conocida, y que vivirla es tu objetivo prioritario.
Ser normal es todo esto y, por supuesto, muchísimas cosas más que irás descubriendo por el camino.
Pero si de verdad quieres ser normal, lo principal es creer en ti, creerte normal, sentirte normal, y romper con seguir esperando que los demás te acepten, cuando tú eres la estrella principal en tu vida.
Vive tú. Vive tu vida. Vive de acuerdo a tus ideas. Y disfruta, sufre, ama, llora, ríe…y vive.
Pilar Solana Muñoz. Psicóloga Clínica CV-04.650
A la hora de escribir este post, me parecía interesante comentar/aclarar un poquito un par de aspectos, dado que en el día a día de consulta parece no estar claro. Así que me gustaría escribir algo acerca de mi trabajo.
Ya sabéis que la información nos hace más poderosos!!
¿Cuándo acudir a la consulta del psicólogo?
Cuando…
o … en algún momento puntual de nuestra vida nos sentimos “perdidos”.
o … teniéndolo “todo” no disfrutamos de la vida.
o … tenemos cambios bruscos de humor y no sabemos controlarlo.
o … nos enfrentamos a un gran cambio en nuestra vida y no sabemos cómo afrontarlo.
o … hemos de tomar una decisión importante y no nos atrevemos.
o … llevamos ya un tiempo que no conectamos con los demás.
o … no tenemos la vida que esperábamos.
o … tenemos algún tipo de problema ante el cual nos hemos bloqueado.
Estos y otros son los motivos que nos llevan a consultar con un psicólogo. De la misma forma que consultamos con cualquier otro tipo de especialista cuando sabemos que no tenemos todas las claves de cómo actuar ante un problema.
¿Qué hace un psicólogo? ¿Cómo nos puede ayudar?
Un psicólogo es un especialista en comportamiento humano. Un profesional de la salud que se encarga de ayudarnos a adquirir habilidades específicas que nos ayudarán a adaptarnos a las dificultades que nos vayan surgiendo en la ardua tarea de vivir.
Y una vez lleguemos a consulta…¿qué nos espera?
Cuando pensamos en ir al psicólogo a veces no tenemos claro cómo se va a desarrollar el proceso, así que a modo aclaratorio, estas son las etapas del tratamiento psicológico:
– Evaluación: es la primera fase del tratamiento, donde se va a hacer una primera aproximación al problema, donde el psicólogo evaluará, sobre todo a través de una entrevista clínica, cuál es el problema y qué déficit de habilidades está manteniendo el problema del paciente. Se complementa con tests si es necesario.
– Explicación de hipótesis: en esta sesión el psicólogo explica cuáles son tanto el origen (si se conoce) como las variables mantenedoras del problema a tratar. Además de los objetivos terapéuticos y las técnicas a emplear. Sirve para que ambos tengan claro el plan de actuación a partir de ese momento y durante el tratamiento.
– Terapia propiamente dicha: en esta tercera fase, la más larga, el psicólogo entrena al paciente en una serie de técnicas para desarrollar las habilidades necesarias que ayudarán al paciente a afrontar el problema que le trae a consulta.
En esta fase es cuando el paciente va a ir viendo progresivamente los cambios más importantes de todo el proceso.
– Seguimiento: en esta última fase, se distancian las sesiones de terapia de modo que tanto psicólogo como paciente van a asegurarse que las habilidades desarrolladas durante el tratamiento le resultan lo suficientemente eficaces como para afrontar el problema y resolverlo.
Es cuando vemos que el paciente continua conservando la estabilidad emocional y se refuerza el mantenimiento de los logros.
Pilar Solana Muñoz CV-04650
Psicóloga Especialista en Psicología Clínica

Fracaso. Esa temida palabra que asusta a muchísimas personas, por no decir a la mayoría. Sobre todo por utilizarla mal…
El verbo fracasar, por definición, significa «salir mal una cosa, frustrarse, no obtener una persona el resultado que pretendía en una actividad.» ¿Y a quién no le ha salido alguna vez en su vida algo mal, se ha frustrado en su intento por conseguir un objetivo, o no ha conseguido el resultado que pretendía al iniciar una actividad?
Si mis cálculos no son erroneos, eso nos ha pasado a todos. O al menos a todos los que hemos iniciado algo en nuestra vida. Bien, entonces por definición, todos hemos fracasado alguna, o muchas veces en nuestra vida. Hasta aquí nos entendemos. Pero llega un momento en el que abrimos polémica. Por que al final el fracaso lo asociamos al rechazo social y es ahí donde más nos duele…lo que otros van a pensar de mí.
Parece entonces que todos no sólo fracasamos si no que tenemos derecho a ello. Pero cuándo se considera que he fracasado? Qué factores pueden influir en que consigamos o no el éxito?
– El número de intentos: lo he intentado el suficiente número de veces? cuál es ese número «mágico»?
– Las habilidades personales: tengo las habilidades adecuadas para aumentar la probabilidad de conseguir mi objetivo?
– Pedir ayuda: he conseguido rodearme del equipo técnico/humano necesario para que bajo su asesoramiento y/o entrenamiento y/o ayuda pueda alcanzar mi meta?
– Si no lo consigo a la primera…puedo intentarlo de nuevo?
– Ser realista: el objetivo que me he propuesto…tengo opciones de conseguirlo?
A todas estas variables, seguro que habría muchas más que añadir. Y todo esto no tiene la intención de hacerte pensar que si no reunes determinados factores no estás fracasando, evidentemente el fracaso es una realidad cotidiana. A la que conviene adaptarse y con la que viene bien convivir, pero para que nos ayude a crecer, a evolucionar, a madurar y siempre que esté en nuestras manos y nos interese…a seguir intentándolo. Pero cuidado cuando lo personalizamos tanto que nos consideramos unos fracasados y nos venimos abajo.
Por que al final…si no lo has intentado por miedo a fracasar… estás entrenándote en el peor de los fracasos.
Para Yu.
Ya era hora de que te llegara a ti…pensabas cuando ponías en marcha tu ordenador. Ayer por fin conociste a alguien (después de muchas desilusiones)…alguien que apareció de repente ante ti, para tu sorpresa.
Todo empezó cuando llegó un mail a tu bandeja de entrada…esto de las redes sociales…los portales para conocer a gente…todo el mundo habla de ellos, pero seguro que a mi no me va a pasar…yo no tengo tanta suerte.
Pero esta vez me había tocado a mí. Llegó su mail y nerviosa lo abrí…quién se escondería al otro lado? Se presenta…me cuenta muy poco de él. De dónde es…la edad que tiene…su situación actual…ah…hace un tiempo salió de una relación, como yo…
Contesto? Por qué no? Por intentarlo….”el mundo es de los valientes” dice la gente…allá voy.
Sólo le voy a contar algo de mi, muy breve, tampoco sé ni quién es ni qué intenciones tiene, ya me he desilusionado muchas veces. Le doy a enviar y ya está. La suerte está echada. Ahora qué? A esperar.
Sigo con mi vida, pero no puedo evitar pensar de vez en cuando si me habrá contestado…al cabo de unas horas…BLUP…un mail en mi bandeja de entrada…y es suyo!!!
Esta vez va el intercambio de datos para otro medio de comunicación…de momento chatearemos a ver qué pasa…más adelante veremos.
Y así entramos en una dinámica que me encanta. Me despierto pensando si me habrá dado ya los buenos días en mi pc…a lo largo del día recuerdo algunas conversaciones que vamos teniendo…mido cada palabra, trato de que no salga corriendo. Tenemos un mundo por descubrir.
Estoy deseando llegar a casa para poder conectarme un ratito y contarnos qué tal el día. Porque eso sí, hemos de ser sensatos y no andar todo el día con los móviles colgados.
Vaya…pero es que cada vez necesito algo más…podríamos quedar…vernos…por que a través de foto ya nos conocemos pero eso de “sentir”…allá vamos….
Y todo empieza a ir cada vez más deprisa.
Esta es una forma bastante típica de iniciar una “relación a distancia”. El final hemos de ponerlo cada uno de nosotros. Yo no sé cómo terminará esta historia.
Pero sí sé que a veces sale bien, cuando nos vamos tomando las cosas con calma, somos sinceros con el otro y honestos con nosotros mismo.
Cuando vamos dando los pasos oportunos, acelerando cuando ambos lo decidimos y frenando cuando se precipita el tema.
Pero cuidado. A veces al otro lado la persona no está siendo sincera. Cuidado cuando vemos incoherencias. Cuidado cuando va alargando el momento de “conocernos” en persona. Cuidado cuando vemos que hay algo que no nos cuadra.
Porque a través de la red, nos contamos TANTAS cosas sin dar la cara, que llegamos a conocer aspectos de la naturaleza del otro que en condiciones “tradicionales” tardaríamos mucho. Eso nos hace equivocarnos a la hora de pensar que “de verdad” conocemos al otro. Conocer es convivir, compartir, solucionar, gestionar, sentir, sufrir, tocar, discutir, negociar…
Internet es una nueva oportunidad que se nos brinda como medio a través del cual podemos iniciar un contacto con alguien que quizás, de otro modo no habríamos tenido acceso. Pero recordemos que es sólo un medio para contactar. Luego es necesario que haya relación directa, cara a cara para, de verdad, poder llegar a conocer, en la medida en que el otro nos permita o nosotros nos atrevamos, al otro.
Mantener una relación sólo a través de este medio es alargar la angustia de algo que no va a funcionar.
Debe estar conectado para enviar un comentario.