¿Postureo… o Necesidad de Aprobación?

Postureo
Sonríe a la cámara

¡A tope de postureo! #felicidad y muchos filtros.

Las redes sociales forman parte de nuestro día a día. Nuestra vida social está vinculada a plataformas sociales y más todavía, en tiempos de virus. Así, conceptos como “hashtag” e “influencers”  forman ya parte de nuestra jerga habitual.

Parejas que gritan a los cuatro vientos lo enamorados que están y que no pueden vivir el uno sin el otro, “selfies” en “todas” las partes del mundo, ocio y diversión asegurada, frases de autoayuda aportando lecciones importantes de vida, sonrisas perfectas que esconden algún que otro “filtro”. ¿Acaso mi vida es muy aburrida y no tengo nada que ofrecer? ¿Por qué todos tienen una mejor vida social que yo?

Pasamos horas y horas curioseando “perfiles” ajenos y nos compadecemos de no tener vidas tan fantásticas, de no haber experimentado tantas emociones ni haber encontrado todavía el amor verdadero. En ocasiones aparece la melancolía, tal vez el enfado, otras la envidia. Sentimos que el mundo nos debe algo, que algo estamos haciendo mal. Solo vemos “stories” de momentos maravillosos, buenas noticias,… y así es inevitable compararnos y deprimirnos. ¿Tal vez soy una víctima de la sociedad? ¿Igual trabajo demasiado? ¿Qué estoy haciendo mal?

Tú que sabes muy bien cómo funcionan estas cosas, no puedes olvidar…  que la realidad en redes sociales viene maquillada mediante muchos “filtros”. Mostramos nuestra mejor cara, nuestra mejor sonrisa y el mejor posado, si puede ser “robado”, mejor. ¡A tope de postureo! ¡Nada queda al azar! Mostramos sólo aquello que queremos enseñar.

Capturamos momentos en una foto, instantes de nuestra vida y necesitamos que sean los mejores… para que todos/as lo vean. Necesitamos “likes” y “comentarios”. ¡Que nos suban los followers! Y eso, nos aporta bienestar, refuerzan nuestra autoestima. ¿Pero muestran la realidad? ¿Son realmente tan maravillosas nuestras vidas como reflejan nuestros “perfiles”

La realidad es que todos/as tenemos días malos y no existe el estado de bienestar máximo las 24 horas del día. Tenemos momentos de agobio, de bajón, de tristeza. La vida está repleta de emociones positivas y negativas, y no podemos obviar las segundas, pues nos enseñan y nos hacen valorar más los buenos momentos. 

Nadie tiene una vida absolutamente perfecta.

Nuestra felicidad no puede depender de una suma de “me gustas” y un balance de “seguidores”.

A veces, gastar tu tiempo para inmortalizar momentos determinados te resta disfrutar de los pequeños instantes de la vida. Tal vez, pasar tantas horas “conectados/as” nos aleja de ser más conscientes de los placeres de la vida y nos convierte en meros espectadores de nuestro propio “perfil”. Tal vez los “filtros” nos alejan de nosotros/as mismos/as. 

Y tú, ¿cuánto tiempo de tu vida estás en línea?  ¿Estás conectado/a con tu vida?  #Conecta(T)

irene Máñez Benedicto

Psicóloga General Sanitaria CV-11.362

almapsicologia.com