Posponiendo tareas: «deja para mañana lo que puedas hacer hoy…»


A veces realizar una tarea se nos hace una montaña.
A veces realizar una tarea se nos hace una montaña.

PROPONGO UNA SITUACION:

En estos momentos mi objetivo es hacer un trabajo a largo plazo, es asequible, tengo muchos meses por delante, esto es fácil, poco a poco lo haré, sólo hay que ponerse un horario y cumplirlo.

Tengo todo el material necesario: ordenador, apuntes, libros, mucha información en Internet…… Sé hacerlo! Puedo hacerlo! Y lo haré porque esto es muy importante para mí. Solo me falta empezar, el uno se septiembre empiezo, me planifico cada día, por la mañana me levantaré pronto, a las 7 a.m. me levanto, desayuno y una ducha rápida, a las 8 a.m. ya estoy preparado, me pongo con el trabajo hasta las 10 que paro media hora para almorzar, a las 10:30 sigo hasta las 13:30 como y vuelvo al trabajo a las 15h hasta las 17h que hago un descanso para merendar y a las 18h sigo hasta las 20h, hago la cena ceno y veo un poco la tele y pronto a las 22:30h en la cama.

Por las mañanas se hacen los trabajos mejor, hay un dicho que dice “a quien madruga, Dios le ayuda”.

 

Por la mañana suena el despertador pero pienso que es muy pronto, que tengo todo el día por delante y no necesito tanto tiempo para hacer las tareas que me he planificado para hoy, y sigo durmiendo. Al final me levanto dos horas mas tarde de lo previsto, pero…… “he perdido algo de tiempo, pero aún puedo hacer muchas cosas”, me levanto, desayuno, respondo a mensajes del móvil, saco al perro a pasear y decido ponerme con el trabajo, pero cuando me siento en el escritorio se me ocurre que la mesa está muy desordenada y no está limpia “el sitio de trabajo tiene que estar ordenado y limpio para poder trabajar” así que limpio el escritorio, las estanterías y toda la habitación……. Y pienso: “ya que me he puesto a limpiar, esta mañana limpiaré toda la casa y así me quito faena que hay que hacer, total algún día tendré que hacerlo y ya que hoy me he despistado un poco lo hago y después de comer tengo toda la tarde para hacer lo que tengo que hacer”, después de comer decidido a ponerme enserio a trabajar pero “tengo sueño después de la comida, dicen que hacer la siesta es bueno, si me pongo ahora no voy a avanzar”, hago la siesta hasta las 17h y me dispongo a empezar, pero….. “ahora toca merendar, lo hago y me pongo”, termino de merendar, son las 18h y veo que el plan que me había hecho no lo estoy cumpliendo, y me digo…. “ahora sí, ya no hay más excusas, me tengo que poner sí o sí” cojo los apuntes y no se por donde empezar, solo pienso que necesitaré mas tiempo del que pensaba para hacerlo, me enfado cuando miro el reloj y me doy cuenta que casi no me queda tiempo, “soy un vago, soy un irresponsable y no valgo para hacerlo porque he perdido todo el día sin hacer nada, mis amigos que tienen que hacer el mismo trabajo que yo van mucho más adelantados”, pero sigo trabajando, no consigo concentrarme, a cada momento busco una excusa para levantarme y me doy cuenta que hoy no es el día, no avanzo y es mejor dejarlo hasta mañana. Me siento muy decepcionado conmigo mismo, pero trato de darme ánimo diciéndome “hoy ha sido algo puntual y que mañana sí o sí cumpliré con mi propósito”.

 

Al día siguiente se vuelve a repetir la misma tónica, y al otro y al otro…. Lega un día que pienso: “esto no lo sacaré jamás, que es imposible, no seré capaz de conseguirlo nunca, es posible que hasta tenga un problema de falta de atención, cada vez que me pongo a hacerlo me despisto mucho y/o me levanto muchas veces del sitio para hacer cualquier cosa que no está relacionada con lo que tengo que hacer. Hacerme un horario a mí no me sirve de nada porque ya está comprobado…… NO LO CUMPLO! Y ya no sé qué hacer, he dejado de hacer un montón de cosas para tener tiempo y centrarme en esto y ahora que tengo tiempo no lo aprovecho y cuando quiera ponerme ya será muy tarde para arreglar la situación, ya tendré tanto trabajo acumulado que cuando llegue el día de presentar, si llego a terminarlo, será rápido y mal, no conseguiré dar el 100% y perderé mi objetivo que es tan importante para mí…NO SÉ CÓMO HACERLO, NADA ME FUNCIONA!”

. . . . . . . . . . .

 

Esta situación se puede aplicar en otros ámbitos y en un rango de edad muy amplio, por ejemplo:

  • En estudios primarios y secundarios (ante trabajos, lectura de libros, exámenes finales, alumnos oyentes en bachiller y preparación del selectivo son algunos ejemplos), estudiantes de carreras universitarias y oposiciones.
  • A nivel laboral: trabajos que se realizan en el propio domicilio.
  • En el hogar: realizar labores que no son las habituales y que cada vez surgen más y se acumulan, como ordenar una estancia, colgar un cuadro, solucionar un problema (que no suele afectar en el día a día), etc.

 

El proceso se inicia con un propósito extremadamente firme (metas desproporcionadas y poco realistas) de realizar una tarea, pues se está tan motivado que no somos conscientes de lo que nos pedimos, ni como nos lo pedimos.

Pasamos de la inactividad (como el niño que en verano no ha estudiado) al trabajo extremo (y empieza el colegio con deberes, trabajos y exámenes en la primera semana) sin dar un tiempo de adaptación o hacerlo de manera progresiva.

Cuando se pone en marcha nos encontramos con la realidad, un día perfecto se puede hacer ese horario tan genial que nos hemos propuesto, pero, ¿Qué pasa el día que hemos dormido mal o aquel que hay tareas extras que no habíamos previsto o el que no estamos tan centrados (porque nos hemos pedido un ritmo de trabajo al que no estamos acostumbrados)?, ese día se inicia el proceso del “soy” ,el del “no puedo”, el de “los demás sí, pero yo no”, “yo siempre he sido así y siempre lo seré”, del “esto no sirve”. El primer día que ocurre tratamos de motivarnos con “solo ha sido un día” (aunque el temible “SOY” ya se ha puesto en marcha y hace que la actividad o inercia y la motivación baje.

Cuando llega el momento de cumplir con la tarea no suele haber concentración, es más puede haber hasta sensación de embotamiento o cansancio cognitivo, y produce la sensación de “paso muchas horas y no avanzo”, “¿habrá algún problema conmigo?”. Ahí se hacen pequeños escapes sutiles a la nevera, al WC, al móvil, a Internet….. que no nos favorecen, sino todo lo contrario.

Es posible que un día llegue la inspiración y se avance mucho, pero se puede vivir de manera contradictoria, “¿Ves como puedo hacerlo y hacerlo muy bien? Pero…. ¿y por que no hago esto siempre?” (Culpándonos por saber pero no ser constantes).

Los próximos días ya se hacen evitaciones sutiles, priorizando cualquier actividad o tarea antes que la que conviene, aunque eso sí, está en la mente en todo momento. “primero voy a por el pan, porque sino cerrarán, y me pongo”, “tiendo la ropa, que se vaya secando y me pongo”, “veo este capítulo de la serie y me pongo”, “mando un whatsapp a mi amigo y me pongo”……. Y así sucesivamente.

Después de esto llega estas series de pensamientos “todo lo que podía hacer ya lo he hecho, soy así, nada me funciona, nada me sirve, los demás no lo entienden y así nunca llegaré a hacer nada en la vida”, es el momento de la decepción y el sentimiento de incapacidad en el que se va perdiendo la esperanza de conseguir el objetivo deseado y algo más, LA SALUD PSICOLÓGICA.

 

Lorena Pomer Castillo.

Psicóloga CV-12.054

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A %d blogueros les gusta esto: