Cuando llega un nuevo niño a la familia toda nuestra rutina cambia, empieza una nueva fase y requiere un tiempo para adaptarnos.
Cuando se despierta por la noche para su toma nocturna, la mamá ( y más si le da el pecho) que suele estar cansada, suele tumbarse en la cama mientras hace la toma y cuando ha terminado dejar que el bebé duerma con los papis, “total, antes se hacía y los niños no han tenido problemas, además, se está tan bien tumbados los tres en la cama…… es un momento único!”.
Esto poco a poco se va cogiendo como rutina, el bebé, que tiene su cuna al lado de la cama de los papás, cada vez la utiliza menos, “cada vez que le meto en su cuna empieza a llorar y nos da la noche, así que por el bien de todos es preferible que duerma con nosotros, él lo prefiere y nosotros también, total, ahora es pequeñito, ya tendrá tiempo de dormir él solo, ahora disfrutemos de este momento, además, me encanta verle dormir junto a mi, se está tan bien! Sentirlo entre mis brazos…. despertarme y verle entre mi pareja y yo……. ES MARAVILLOSO! Y es muy práctico, cuando se despierta por las noches no me tengo que levantar, esto es ahora, pero cuando ya no se despierte por las noches, entonces él dormirá sólo,”.
De esta forma se están sentando las bases, nos estamos acostumbrando tanto los mayores como el bebé a dormir todos juntos y pasa el tiempo y el bebé, que poco a poco se va convirtiendo en niño, sigue durmiendo con los adultos.
“Aún es pequeño, es muy pronto todavía, ya lo cambiaremos a su habitación y dormirá en su cama”
Va pasando el tiempo, le compramos su habitación y le decimos que ya toca dormir solo, pero nuestro hijo no nos lo pone fácil, llora y nos sentimos fatal por verlo sufrir “no puedo soportar verlo llorar… bueno, con tal de que se duerma….” y no se duerme en su habitación, lo hace en el sofá, el los brazos de papá o mamá, o incluso viendo la tele en la cama de los papás, cuando se duerme lo llevamos a su cama, pero la mayoría de veces aparece en la cama de los papás a la mañana siguiente. Hasta que un día ya no lo llevamos a su cama, “las veces que lo hemos intentado se ha puesto a llorar y no ha dormido nadie, y durmamos o no, al día siguiente hay que ir a trabajar, no podemos ir sin dormir, así que…… se queda! Aún es pronto! Es muy pequeño!”
Vamos posponiendo de esta forma el cambio a su habitación, por una parte porque no lo vemos necesario y segundo porque estamos anticipando que será horrible y nos da miedo enfrentarnos a ello.
Mis preguntas son:
¿Cuándo será el momento?
¿Cuándo estará preparado?
¿Cuándo estaremos preparados?
¿CUALES SON LAS CONSECUENCIAS QUE ACARREA ESTA CONDUCTA?
NIÑO
- No dejamos que nuestro hijo desarrolle su autonomía, depende de los adultos para conciliar el sueño, es muy frecuente que cuando ha de dormir en casa de un familiar, un adulto se acueste en la cama con él (eso si conseguimos que duerma fuera de su entorno habitual, es decir, la cama de los papis).
- Le estamos diciendo que es muy pequeño para dormir solo y no confiamos que lo haga bien. En ocasiones rechaza hacer actividades de mayores (desvestirse o comer solo) y sigue haciendo conductas de bebé (usar chupete o beber en biberón).
- Aparece una autoestima baja, existen más miedos (algo muy típico a ciertas edades), percibe el mundo como más amenazante y siente que no es capaz de afrontarlos….. “soy pequeño”, ”No puedo”.
- Teme las excursiones en las que se quedan a dormir fuera de casa, por lo tanto pierde descubrir nuevas experiencias agradables.
- Descansan menos que si durmieran solos y se despiertan antes, por ruidos o por sentir la ausencia del adulto, lo que puede enlentecer su desarrollo (disminución de la producción de la hormona del crecimiento).
PADRES
- Los papás, pierden su intimidad, en la cama son tres y se empieza a notar la falta de contacto con la pareja.
- La comunicación se deteriora, porque hay temas que no es apropiado hablar delante del niño, cada vez hay menos momentos sin el niño (Ese tiempo desde que el peque se acuesta hasta que lo hacen los adultos, o ese momento que hay desde que te metes en la cama con tu pareja y te duermes).
- Los padres pierden su derecho a decidir sus horarios de sueño. En ocasiones, es el niño quién manda a que hora se acuestan los adultos, porque no solo quiere dormir con los papás, sino que también quiere dormirme con ellos.
- Cuando los padres se despiertan antes que el niño (para ir a trabajar o hacer tareas antes que se despierte el niño) este se despierte porque siente que quien esta a su lado se ha movido y hace ruido así que no se pueden mover o hablar con libertad en su habitación.
- Pierden hacer actividades de pareja. No salen con tanta frecuencia porque temen dejar al niño en casa de algún amigo o familiar.
Lorena Pomer, Psicóloga.