A mi hijo ya no le gusta el cole.



racka_abe / Foter / CC BY

¿Quién no recuerda su etapa escolar? Es posible que muchos recuerden su clase, sus compañeros y cómo era cada uno de ellos: el listo, el callado, el fanfarrón, el gracioso…..

Cuando los niños empiezan la escuela lo hacen con ganas, todas las personas de su entorno le dicen las cosas buenas que se van a encontrar allí y lo ven como un lugar donde aprender, hacer amigos y divertirse.

Desde el inicio, y aunque no lo parezca, entre los niños hay una gran competitividad, desde quién salta más alto, quién corre más o quién elige a qué se juega. Los compañeros, padres y profesores contribuyen incrementando la presión comparando a unos alumnos con otros. Conforme van pasando los años esta competitividad, y en ocasiones rivalidad, se acentúa y se empieza a etiquetar a los niños en: los que sacan buenas notas, los que se portan bien y en los que les cuesta un poco más hacer las tareas.

En la mayoría de casos hay asignaturas que el niño domina, pero hay otras que necesitan mayor esfuerzo porque no se les da bien, se comparan con sus compañeros y poco a poco, se sentirán torpes y poco inteligentes, por lo que cada vez harán los ejercicios con más desgana, y eso hará que baje el nivel de atención haciendo que se equivoquen más, tarden más tiempo, descuiden sus libretas y haciendo que se sientan más incompetentes. A la hora de hacer un trabajo o ponerse a estudiar, tenderán a aplazarlo hasta el último momento por miedo a no saber hacerlo o hacerlo mal. Cada vez que se enfrenten a un concepto nuevo creerán que ellos van a ser los únicos de toda la clase que no lo van a entender, no se atreverán a preguntar en clase por miedo a que sus compañeros o el mismo profesor se rían de ellos por hacer esa pregunta tan absurda. Tratarán de ocultar por todos los medios posibles (como no hacer deberes, chulear de todo aquello que se les da bien, justificar una mala nota diciendo que no se ha estudiado ……) para que los demás no descubran su gran secreto… «soy tonto». Cada vez que se enfrentan a una situación en que les van a poner nota aparecerán síntomas de ansiedad.

Estos niños que en un principio les gustaba ir al cole, poco a poco van cambiando, saben que algunas materias son más difíciles, se equivocan más y ven que algunos de sus compañeros lo hacen sin esfuerzo, se dan cuenta que el cole no es tan bonito como creían.

El niño percibe el estudio como desagradable, aprenden estrategias para escapar de la situación en lugar de aprender a estudiar, los padres tratan de ayudar a los hijos estudiando con ellos y explicando aquello que se ha visto en clase (y, por supuesto sin pretenderlo, reforzando la idea de que no valen para estudiar porque sus compañeros lo hacen solos). A nivel familiar se crea tensión cada vez que hay que hacer deberes, estudiar un examen o entregar las notas. Esta tensión es percibida por los hermanos pequeños que tenderán a exigirse más o a temer estar en la situación del hermano.

La relación entre sus compañeros, conociendo la competitividad entre ellos, aparecen comentarios del tipo: “el examen era muy fácil, yo no he estudiado, y he sacado un ocho, ¿y tú?”, o “yo ya me sé las tablas de multiplicar, ¿y tú?” lo que hace que se sienta amenazado y actúe contraatacando o evitar relacionarse con ellos por no ser agradable, haciendo que pierda soltura en las habilidades sociales.

Esta actitud de competencia por ver quién es mejor que el otro también se da entre los padres, sin darse cuenta entran en la dinámica de alabar las virtudes y remarcar los aspectos que más les cuestan, en ocasiones los hijos son conscientes de sus limitaciones y esto confirma su temor, contribuyendo a formar su imagen negativa o distorsionada de sí mismo.

Como hemos visto, todos estos factores contribuyen a que el niño pierda su interés por los estudios y acabe abandonándolos.

En estas situaciones es posible aumentar su motivación frente a los estudios trabajando la autoestima y el autoconcepto, proporcionando estrategias de afrontamiento ante situaciones de evaluación, controlar y reducir la ansiedad, trabajar las habilidades sociales, enseñando técnicas de relajación y de estudio entre otras cosas……… esta situación no es algo nuevo, cuando nosotros éramos pequeños sucedía lo mismo, pero ahora estamos más acostumbrados a detectar y solucionar estos problemas.

Prevenir es la mejor estrategia, así que cuanto antes se detecte… mejor.

Lorena Pomer

http://www.almapsicologia.com

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